domingo, 30 de octubre de 2011

Sutra del Corazon




    ¡Rindamos homenaje a la Perfección de la Sabiduría,
    la Adorable, la Sagrada!
    Avalokita, el Sagrado Señor y Bodhisattva,
    se internó en el profundo curso de la Sabiduría
    que todo lo trasciende.
    Mirando hacia abajo, desde lo alto,
    sólo contempló cinco agregados,
    y vio que, en sí mismos,
    estaban vacíos.
     
    Aquí, ¡Oh! Sariputta, la forma es vacío
    y el vacío mismo es forma;
    el vacío no se diferencia de la forma,
    la forma no se diferencia del vacío;
    todo lo que es forma, es vacío;
    todo lo que es vacío, es forma;
    lo mismo es aplicable a los sentimientos,
    a las percepciones, a los impulsos y a la consciencia.
    Aquí, ¡Oh! Sariputta,
    todos los dharmas se caracterizan por el vacío;
    ni son producidos, ni detenidos,
    ni están mancillados, ni son inmaculados,
    ni son deficientes, ni completos.
    Por lo tanto, ¡Oh! Sariputta,
    en el vacío no hay forma,
    ni sensación, ni percepción,
    ni impulso, ni consciencia;
    ni ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente;
    ni formas, ni sonidos, ni olores, ni sabores, ni cosas tangibles, ni objetos de la mente,
    ni elementos del órgano visual,
    y así sucesivamente
    hasta que llegamos
    a la ausencia de todo elemento de consciencia mental.
    No hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia,
    y así sucesivamente,
    hasta que llegamos a la no existencia de decadencia ni muerte,
    ni extinción de la decadencia ni de la muerte.
    No hay sufrimiento, ni origen, ni cesación, ni camino;
    no hay cognición, ni logro, ni no-logro.
    Por lo tanto, ¡Oh! Sariputta,
    el Bodhisattva,
    a causa de su estado de no persecución de logros,
    y habiéndose confiado a la perfección de la sabiduría,
    vive sin pensamientos que lo envuelvan.
    Al no estar envuelto en pensamientos,
    nada le hace temblar,
    y superando toda preocupación,
    alcanza al fin el Nirvana.
    Todos los que aparecen como Budas
    en los tres períodos del tiempo,
    despiertan por completo a la excelsa,
    verdadera y perfecta Iluminación
    porque se han confiado a la perfección de la Sabiduría.
    Por lo tanto, uno debería reconocer al prajnaparamita como el gran sortilegio,
    la quintaesencia de la gran Sabiduría,
    el sortilegio supremo, el sortilegio inigualable
    que alivia todo sufrimiento, en verdad—
    porque ¿qué podría ir mal?
    Este sortilegio procede del prajnaparamita
    y dice así:
    Se fue, se fue, se fue más allá;
    se fue, trascendiéndolo por completo.
    GUEIT, GUEIT, PARAGUEIT, PARAMASAMGUEIT,
    BODI SUAJA
    ¡Oh! ¡qué despertar! ¡Aleluya!
    Esto completa el corazón de la perfecta Sabiduría.
     

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